Sobre Mi

Estaba casi todo el tiempo sin energía, fatigada.

Era muy sensible a la luz del sol y el calor hacía que mi piel se hinchara, mis músculos dolieran y comenzaran a inflamarse.

Mi carácter también cambió: estaba intolerante, a veces triste, muchas veces insensible, enojona e irascible con el resto de las personas.

Cuando eres médico y tus pacientes se sienten satisfechos con tu atención, lo mínimo que esperas de tus colegas cuando te enfermas es recibir una atención a la par.

Como es «natural» acudí a mis pares, pero no eran optimistas y no hubo clemencia en transmitirme un diagnóstico y pronóstico poco alentador, el mismo protocolo y discurso que aprendí en mis años de estudiante de medicina. 

Consulté cerca de 5 especialistas,  todos reconocidos como los mejores inmunólogos en esa época.

En mi casa se comenzaron a angustiar porque no me sentía comprendida ni me brindaron confianza y optaba por dejar de visitarlos.

Mis padres y mi esposo, empezaron a temer porque veían que mi salud se deterioraba más y más.

Yo les respondía que yo no actuaba irresponsable, solo quería un médico que me entendiera que yo quería vivir y poder ser una mujer saludable y estar presente por mucho tiempo en la vida mi hijo Eduardo y por supuesto, recuperar mi salud.

¿Pero, por qué me sentía así con ellos?

Ninguno de los médicos me dijo que toda la medicación prescrita no va a trabajar el origen de la enfermedad, es decir, no quita los dolores y mucho menos la enfermedad. Su función es solo producir alivio.

En otras palabras, trabajan la consecuencia de la enfermedad, sus síntomas, no sus orígenes.

Ninguno de ellos me habló de la importancia de comer ciertos alimentos y evitar otros  para prevenir este tipo de crisis o sumar más complicaciones a mi estado.

Ninguno me preguntó si yo quería combinar mi tratamiento con la Medicina Integrativa u otras alternativas de salud naturales.

Ninguno me habló de cómo mi mente y mis emociones pueden ser las aliadas o las enemigas de mi cuerpo.

Ninguno tuvo tiempo para preguntarme sobre mis miedos y de cuánto yo podría aportar en este proceso de recuperar mi salud.

No lo hicieron porque su enfoque estaba solamente en la enfermedad. 

Ellos estaban convencidos de que no había vuelta atrás. 

No los culpo, es lo que el sistema nos enseña a los médicos…  

No me rendí.

Este diagnóstico se convirtió en un detonante para buscar respuestas a lo que me pasaba, a recuperar mi salud, sin dolores, sin delgadez, sin irritabilidad, sin lesiones en mi piel ¡Yo sólo tenía un pedido a la vida: Vivir con calidad en mi salud!

Ahora como médico especialista en Medicina Integrativa contribuyo a darle herramientas a mis pacientes para que puedan gozar de una mejor salud con calidad de vida gracias a la combinación de la Medicina Clínica con la Medicina Oriental.

No te voy a contar aquí más detalles, te invito a que conozcas toda mi historia en el libro que escribí como un ejercicio de transmitir a todo el que está pasando por una situación similar que hay una esperanza, hay un camino diferente y que la salud podría ser alcanzable para ti. 

No te asustes de su título: «Esta p… enfermedad» pues esa frase fue lo primero que saltó a mi cabeza cuando confirmé mi diagnóstico.

Un abrazo,

Hanna

Hola, soy Ana de la Peña.

Sin embargo, todos me llaman con cariño Hanna.

Nací en Cuba. Me gradué de médico y en poco tiempo migré al Ecuador, donde hasta el momento vivo, desde hace más de 20 años.

Mi historia personal está matizada con la fuerza interior obtenida de haber padecido una enfermedad autoinmune como el Lupus, así como todo el viaje interior que conlleva recuperar la salud y agradecer diariamente al Universo por ello.

Todo comenzó al poco tiempo de dar a luz a mi primer hijo. 

Mis manos se comenzaron doler y se inflamaban, de vez en cuando, iban del color rojo al morado sin ninguna razón. 

Cuando la inflamación bajaba, toda la piel de esa parte de mi cuerpo se volvía escamosa y la cambiaba por completo.

Perdía mucho peso y cabello. 

Mis articulaciones y músculos me dolían todo el tiempo, aún cuando me acabara de levantar. Sentía mientras dormía que cada parte de mí me dolía como si hubiese hecho una rutina de ejercicios excesiva, ¡muchas veces pude sentir como el dolor avanzaba hasta mi pecho! Llegué a asustarme. ¿Qué me estaba sucediendo?

Efectivamente, en el conocimiento literal de la enfermedad, tal como nos la enseñan en la Facultad de Medicina, mis colegas eran los mejores, pero en la parte humana y en el enfoque que le daban a mi caso, yo no me sentía conectada con ellos.

Eran fríos, autómatas, solo seguían un estricto protocolo que incluía solamente medicinas y solo mencionaban indicadores y pronósticos. Yo me rebelaba a ser un número estadístico.

Yo quería romper la regla y recuperar mi salud

Todos apuntaban solamente a que tomara un panel de medicinas que iban desde un corticoide, inmunosupresor, protector gástrico, hipotensor, antinflamatorio más aquellas más comunes para «proteger» de los efectos adversos y a realizar paneles de laboratorio hematológicos al principio cada 15 días.

Todo el panorama económico pasó a tener importancia, aunque ese nunca fue el detonante de buscar una solución definitiva, pero debo reconocer que se convierte en un tema a tener en cuenta por los altos costos que trae implícitos para este tipo de enfermedades, sobre todo porque muchos medicamentos son importados y por ende, muy caros. 

  • EL MÉDICO QUE NO ENTIENDE DE ALMAS NO ENTENDERÁ DE CUERPOS.

    José Narosky

Mi misión

Guiarte paso a paso para recuperarte de TU DOLOR, DE TU ENFERMEDAD CRÓNICA mediante la especialidad de la medicina integrativa.

En nuestro día a día nos hemos acostumbrado a tener la «libertad» de tomar las decisiones que queramos en cuanto a salud se refiere.

Se ha establecido un estándar de cómo las cosas deberían hacerse, lo que funciona y lo que no, marcando así el camino de lo que se considera «normal» o «adecuado».

Sin embargo no nos damos cuenta que en realidad recibimos muchas influencias ajenas a lo esencialmente correcto: 

  • Hacernos todo tipo de exámenes "por si acaso"...

  • Tomar medicamentos sugeridos a pesar de sus riesgos y reacciones adversas...

  • Realizar controles médicos por miedo más que por prevención.

Por eso,  considero mi misión profesional informarte sobre todos los métodos, herramientas y conocimientos científicos  que pueden ser aliados en tu proceso y dónde tu puedas participar con compromiso y de manera activa.

«Yo soy una profesional de la salud experta en guiar paso a paso a las personas que viven con cáncer, o una enfermedad autoinmune o crónica para prevenir su dolor y recaídas, permitiéndoles desde mi acompañamiento personalizado disfrutar  de más salud con una mayor calidad de vida y menos químicos”.

Aprende más sobre Hanna

“La medicina está en ti y no la usas, la enfermedad viene de ti mismo y no te das cuenta”

— Hansrat Ali

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